miércoles, 11 de julio de 2012

XII De Cardexía a Misamis: de Cebú a Misamis

- XII -
DE CEBU A MISAMIS
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El día siguiente, cuatro, a las ocho de la mañana dejamos Cebú y continuamos nuestro viaje. La mayor parte del pasaje quedóse allí y tomamos un nuevo pasajero, un ingeniero agrónomo que había conocido ya en la fonda, que hará conmigo el viaje y seguirá hasta Manila pues estos vapores van describiendo un circulo por estas islas y vuelven al punto de partida. El tal ingeniero es una persona muy simpática y oportuna y nos hemos hecho amigos.

Próxima a Cebú esta la isla de Mactan quedando sólo entre las dos un canal. En esta isla de Mactan es donde fué asesinado Magallanes. Hay un pequeño monumento que no vimos desde el barco por ocultarlo los arboles. Los naturales de las islas próximas miran de reojo a la de Mactan por haberse cometido allí tal asesinato y no hace mucho tiempo que siendo destinado allí un Cura apellidado Magallanes estaban con un miedo horrible por si era descendiente del intrépido navegante, e iba a vengar su muerte.

De Cebú debíamos ir a Ormoc pero no llegamos a este punto porque el viento que reinaba no se podía descargar allí. Por supuesto que esta fue la explicación que nos dió el Capitán y me sorprendió lo del viento pues nosotros no lo percibíamos, pero posible es que dada la situación de Ormoc sucediese así. Paramos de noche en Puerto-Bello donde se dejó la carga, correo y unos chinos que iban para Ormoc. Puerto-Bello debe tener bien puesto el nombre a juzgar por lo que de noche pude apreciar. Forma una herradura, en cuyo centro está el pueblo y las aguas tan tranquilas que ni siquiera rizaba la superficie. Ambos puertos están en la isla de Leyte que seguimos costeando y el 5 por la mañana llegamos a Catbalogan en la isla de Samr. No bajarmos a tierra por estar el vapor fondeado un poco lejos. El aire favorecía la descarga pero cuando volvían hacia el vapor los botes tardaban en llegar mucho tiempo, a pesar de ser corta la distancia pues la marejada se lo impedía.

Por la tarde salimos, dando al principio un gran rodeo por los bajos que hay en el puerto. Los bajos abundan mucho en este país y para señalarlos a fin de evitar siniestros, hay un barco de guerra, el "Argos" con una comisión hidrográfica, que está sacando cartas de estos lugares. El "Argos" creíamos haberlo hallado en Catbalogan pero hace unos días salió para Tacloban, adonde ahora nos dirigimos.

Catbalogan está en la isla de Samar y Tacloban en la isla de Leyte. Ambas islas están tan próximas en la parte por donde ahora navegamos que no queda más que un canal entre ellas. Como estas islas todo son recortes, formando golfos, ensenadas, bahías, cabos, promontorios etc.; como la vegetación es tan feroz que llega hasta el agua pues de entre ella salen los arboles de las orillas; como hay una porción de islotes muy bonitos, este trayecto resulta delicioso viéndose pueblecillos muy lindos, con sus casas de caña y nipa medio ocultas entre cocos que es arbol que siempre anuncia un pueblo pues lo cultivan por su mucha utilidad.

A la noche fondeamos frente a un pueblecillo llamado Santa Rita pues no se debe viajar de noche en este trayecto. Tuve buen cuidado de madrugar para disfrutar de los encantos del estrecho San Juanico que pasamos a primera hora. Hay un punto en que creo que un buen saltarín podría lanzarse a tierra desde el buque y aunque no tanto como en ese sitio continúa un buen trozo bastante estrecho, hasta que por fín a las 8 de la mañana (del 6) llegamos a Tacloban.

Allí estaba el Argos de donde salío al punto una lancha con dos alféreces de navío que venían a buscar a un compañero que viajaba con nosotros. Allí he visto a un contador de la armada, primo de Pedrín, para quien traía una visita.

Bajamos un rato al pueblo pero poco permanecí allí pues no me gustó nada. Es cabecera de la isla, hay juzgado, etc. Bastante movimiento comercial y una regular población indígena, pero así y todo es el punto que menos me agradó de cuantos pude conocer en este pais. Allí se quedó también su correspondiente registrador.

Salimos a la tardecilla y muy de madrugada noté los ruidos que me indicaban la llegada al puerto. Era Cabalian, también de la isla de Leyte, punto de poca importancia. Parose poco, y de allí a dos o tres horas llegamos a Surigao, una de las cabeceras de la provincia de la isla de Meridiano. Bajé con el capitán y el médico del barco a casa del juez, compañero mío que llegó en el viaje anterior. Aunque poco nos conocíamos me hizo quedar a comer en su casa. Está casado y tiene una chiquitina muy mona que ya empieza a hablar "visayo". Ví al Gobernador, al Administrador de la isla de Hacienda, Promotor, Padres Jesuítas, etc, que todos me obsequiaron en los dos días que allí paramos pues había mucha carga para embarcar.

Al día siguiente, 8, oí misa cantada. La Iglesia bastante espaciosa pero todo se necesita, por el calor. A la terminación de la misa ví subir a un padre al púlpito y me disponía a oir sus plática pero resultó ser un "visayo" así que hice "fu" como el gato, agradeciéndole muchísimo el que hubiera dejado para el último su sermón.

A la tardecita dejamos Surigao que es un pueblo bonito pero con el incoveniente de que no tiene más salida que el muelle, distante un cuarto de legua del centro del pueblo. Por lo demás, esto es muy común aquí, pues no hay quien pueda meterse, sopena de perniciosa segura, por los montes y bosques vagueses donde dicen no se puede resistir el frio pues tan tupidos son que nunca penetra el sol en ellos.

Salimos pues, viajamos toda la noche y por la mañana del día 9 llegamos a Mambajao en la isla de Camiguin, próxima a Maridana, perteneciente ya a mi provincia. Preciso era desembarcar en tierra donde iba a mandar. Metímonos en un bote, el ingeniero, el registrador de Misamis, el sobrecargo del "Brutus" y yo. No hay muelle todavía pues están comenzando su construcción y para saltar a tierra había carros tirados por "carabaos". Subimos a uno y los cuatro nos agarramos unos a otros para poder sostener el equilibrio y evitar un chapuzón. El carabao se portó bien y nos dejó en seco.

Interin el sobrecargo arreglaba sus asuntos, dimos un paseo por el pueblo pasando por junto a la iglesia entramos en el Convento (o casa rectoral). El padre nos recibió obsequiándonos con bebida como es cosa del país. Diome el parabien y estando en la visita llegaron el gobernadorcillo y el juez de paz a ofrecerme sus respetos y ponerse a mis órdenes. Pasamos luego a casa del Gobernadorcillo donde se repitieron todos los obsequios. tiene la casa muy bien puesta, con su piano correspondiente, cosa que aquí es muy común. Luego la orquesta del pueblo vino a obsequiarnos, y nos condujeron en un carruaje hasta los botes. En la playa me encontré al administrador de Misamis que había parado unos días en Mambajas con su señora, una niña madrileña. Me ratificaron las buenas noticias que tenían de Cagayan en donde se me esperaba como el santo advenimiento.

Partimos de 9 a 10 de la mañana y a poco vimos un volcán en una punta de la isla de Camiguin. Forma una especie de cono cuya base es el mar en su mayor parte, cubierto de lava o ceniza de color gris. No está ya en erupción y aunque dicen en que sale humo y vapores por algunos sitios nada de eso puede percibir desde el barco. En la tardecita nos íbamos acercando al término del viaje y ya anocheciendo puse mi planta en Cagayan de Misamis desde donde te escribo esta después de llevar cerca de un mes. Voy ya acostumbrándome al pueblo y al cargo. De uno y otro te diré algo en mis últimas notas.

Tuyo siempre

AUGUSTO

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Nacho,
muchas gracias por compartir las cartas y fotos de tu abuelo. Me han resultado muy interesantes, entretenidas y útiles.
Mis bisabuelos y varios de sus hermanos vivieron en Manila en esos mismos años y estoy tratando de investigar cómo era su vida allí entonces
Saludos
Susana Cayuelas